Vestimenta charra

Traje de Charro

Las haciendas, hasta principios del siglo XX constituían en la práctica pequeños feudos con jerarquías más o menos rígidas, esto también se hacía evidente en la indumentaria: el traje de faena que el patrón y los varones de su familia utilizaban eran más lujosos y en ocasiones con colores distintos. Los charros más ricos usaban los atavíos de sus antecesores que cabalgaban "a la Jineta". Después adoptaron la indumentaria que consistía en un "coleto" que era una chaqueta muy corta, pantalones bastante amplios con tapabalazos; calzoneras de casimir, con botones de plata en los costados y en los tapabalazos; y en la parte inferior que dejaba al descubierto del calzón, este lucía bordado, deshilado y otras delicadas labores, generalmente criollos vestían de lana con ornamentos en plata y los más modestos adornaban sus trajes con grecas de gamuza. Por otra parte, los peones (empleados "de a pie") se conformaban con manta de algodón y huaraches como calzado en lugar de botas.
Las principales creadoras de esta vestimenta del vaquero mexicano y del caporal han sido las mujeres del campo, quienes con gran habilidad e ingenio echaban mano de materiales menos lujosos que los de los patrones de sus maridos e hijos para confeccionarles prendas resistentes tanto como hermosas. Una prenda muy importante son las chaparreras. Por chaparreras se entiende una prenda de vestir útil para realizar ciertas faenas del arte de la charrería; no se ha de olvidar que la práctica del manejo de animales mayores en México fue el origen de lo hoy es llamado arte de la charrería. No es un mero folklore ni un juego sino el resultado del manejo de los animales para herrarlos y agruparlos para conducirlos bien al matadero o otros lugares lejanos, para vacunarlos u otros menesteres. La chaparrera es pues un faldón de cuero que se ata con correas a la cintura por la parte trasera y penden de él dos tiras amplias de cuero recio que a su vez se atan, con cintillas o botonadura, por atrás de las piernas, los muslos, y llegan a cubrir casi hasta los tobillos formando como una coraza protectora a la hora de realizar suertes a caballo. Un ejemplo de su uso es el protegerse de los "chaparros" o arbustos -de allí su nombre-, que al cabalgar o trabajar en el campo rozan con la pierna y rasgarían el pantalón si no fuera por esa protección "chaparrera" de las ramas bajas y espinadas o inclusive alambres de púas. En la suerte de los piales -además- la reata suele rozar con el muslo, cosa que de no ser por la chaparrera se quemaría la ropa y el muslo con la fuerza del tirón tan fuerte para derribar el animal. Además, cubre un poco más la parte interior del muslo que roza con el fuste de la silla y, que con el mucho montar y ejetreo, llega a producir llagas severas.
Los chinacos usaban un sombrero plano parecido al andaluz. Calzón de manta largo cubierto por otro pantalón abierto de los lados exteriores los cuales eran abrochados por una botonadura que dio lugar a la que posteriormente han usado los charros mismos que en aquel entonces tenían una indumentaria similar a la del chinaco, pero más ostentosa.
Con la Revolución mexicana esta vestimenta se "democratizó" y pasó a ser el atuendo nacional.

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